No tengo Sueño...

Hace unos meses escribí un comentario a una chica que preside una comlumna en uno de esos periódicos que se reparten gratuitamente en las calles de Barcelona, no recuerdo si era El Metro o 20 minutos y que son magníficos para distraer tu mente y medio informarte durante tu trayecto al trabajo o escuela o a donde sea que vayas entre las 6 y las 8 de la mañana. No acostumbro hacerlo, nunca había escrito a ningún medio para "felicitar" o hacer un comentario personal, pero y quizá por mis condiciones de vida en ese momento le escribí un mail a la chica (no recuerdo su nombre). Su columna habla de las mujeres de mi generación, el trabajo y nuestros esfuerzos por escalar peldaños, del sexo, del amor, de nuestro sexo, etc. De "hombres de nuestras vidas". De toda aquella colección zoológica que vamos cosechando a través de los años y que al rozar los 30 años (uy qué miedo!!) y seguimos solteras, pasan a formar una lista de dolores de cabeza, algunas lágrimas, algunos amores y visto desde lejos sólo pura risa. Pero en esta ocasión le escribí, le dije: -"hola, yo también soy periodista, también rozo los 30 y he tenido experiencias muy similares". Contestó mi correo, cordial y agradecida que me tomara la molestia de escribirle. "Muchas mujeres en todo el mundo también viven estas historias, bla bla bla"....
A diferencia de Bridget (la del diario) no ando "a la caza" de algún especímen con "cojones" pa llevarlo a mi casa y prepararle el desayuno todas las mañanas. A diferencia de la chica del periódico, ya no suelo practicar el sexo sin amor (prefiero, al menos, creerme enamorada). Igual que ellas y que muchas otras de las mujeres con las que convivo día a día, estoy a gusto con mi independencia y con la mayor parte de mi vida ahora mismo (recordar que estoy en una especie de limbo medio vacacional, medio aventurero). Pero si creo que las tres buscamos al final reposar en unos brazos que nos hagan sentir seguras y amadas. Alguien con quien hablar, con quien reir y llorar sin temor a ser juzgadas. Un hombre que no tema a la independencia ganada a pulso a pesar de la sociedad y a veces de los propios padres. Alguien con quien irte a la cama y no tener vergüenza por la celulitis o las tetas pequeñas. La una tiene su diario, la otra su columna y yo este blog de andanzas.
Soy una chica que vivió su adolescencia con el pop de los 80, con la moda de los pelos parados y la ropa estrafalaria. Con la múica de Madonna y las reminicencias de Warhol y sus Campbells. Con el plástico y las cirugías de los 90. Con el miedo a ser aceptada y con los deseos de ser yo misma. Con la universidad y su modernidad rompedora de paradigmas, pero nutrida de las películas de los 50's y el romanticismo de las novelas clásicas. Con la rebeldía propia de ver las injusticias y la utopía de cambiar el mundo.
Y ahora, aquí, insomne, dejé el libro en mi habitación, encendí la computadora, navegué por la red y recordé que tenía este espacio para vomitar mis locuras. En fin que yo sólo deseo (deseamos) ver en unos ojos, que pese a todo y gracias a todo, digan "Te quiero".
Earween*
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